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Carlos Acuña

Este trabajo es la continuación de “Curadoras” una serie de fotografías de manos de curanderas que muestran distintos rituales y terapias de sanación popular, teniendo origen en el seno de mi familia. Estas prácticas pueden pensarse como acto de amor y como legado de poder heredado.

En ellas, el acto de recordar despliega una serie de conocimientos que traspasan generaciones y llegan al presente como pequeños tesoros que deben ser protegidos y resguardados.

 

En su origen, los relicarios funcionaron como cajas o estuches que permitían guardar reliquias o recuerdos de santos y, posteriormente, exponerlas a la veneración. Así, el relicario apareció como un soporte que me permitió resignificar esas imágenes y pensar en la dimensión objetual que pueden tener los recuerdos.

 

Fotografía directa incrustada en relicarios antiguos

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